Hace más de un año compré este libro de relatos en la Librería Oriental de Madrid, curiosa librería especializada en libros de Asia, África y Oriente Medio, en Lavapiés. Estaba buscando el KOJIKI traducido por Carlos Rubio y Rumi Tani Moratalla, de la editorial Trotta, y como no quedaban ejemplares me fijé en el título de este libro de relatos: ESTOY DESNUDO. Es lo que decía mi padre cuando yo, de pequeña, abría la puerta de su habitación. Por supuesto nunca le vi desnudo. Era un chiste particular que me hacía porque a mi me daba mucha vergüenza que me vieran desnuda y le hacía gracia verme enrojecer cada vez que escuchaba la palabra desnudo o alguno de sus derivados: desnudez, desnudarse, desnudador. 'Jack el desnudador' era su nombre de guerra.
Pues bien, ese es el verdadero motivo por el que compré este libro, por un recuerdo sentimental. Siempre hay alguna pequeña o gran motivación que nos lleva a hacer determinadas acciones. Encargué el Kojiki y, para no irme con las manos vacías, me llevé este bajo el brazo. Al llegar a casa tecleé en google el nombre de su autor: Yasutaka Tsutsui. Me gusta saber con quién comparto mi tiempo, quién es el escritor con el que paseo, el que duerme a mi lado. El señor Tsutsui es un escritor prolífico, uno de los mejores novelistas japoneses de ciencia ficción, además de actor. Ha ganado la mayoría de los grandes premios de las letras japonesas: Tanizaki (1987), Kyoka Izumi (1981) y Yasunari Kawabata (1989) . De 1993 a 1996 inició una huelga para protestar contra la censura de las editoriales japonesas y decidió publicar sus textos vía internet. Muchas de sus obras han servido de guión para gran cantidad de mangas y animes, como su novela PAPRIKA (1993).
Yasutaka Tsutsui abre las puertas de su imaginario en sus textos, todos ellos de una perfección inusitada. Su onirismo obsceno, sus lugares mágicos y lejanos, o sus personajes radicales, rebeldes, esos que necesitan gritar al mundo japonés: déjese de tanta reverencia, que yo lo que quiero es cortar dedos para explicarle al mundo que ellos me han hecho una mala persona... Compartir con él las horas de café, o unas páginas antes de ir a dormir, supone abrirse a su mundo en seis dimensiones. Es sorprendentemente crítico, cómico y hábil. Me encanta reírme con él. Cuando leía Articulaciones, uno de los relatos de este libro, algunas personas que me veían en el metro pensaban que estaba exagerando mi hilaridad o que, simplemente, me faltaba algún tornillo. Tiene una técnica magistral de imbuirte en sus mundos y no dejarte escapar. Una vez que entras en su juego ya solo puedes jugar. Os pongo en antecedentes: En Articulaciones un hombre, trabajador japonés vulgaris, es enviado al planeta Mazang como Embajador para conseguir intercambiar uranio por sal. Él no quiere ir a Mazang, los pocos terrícolas que han ido no han vuelto, pero su jefe le obliga a no dejarles tirados debido a que es un hombre que tiene gran facilidad para hacer crujir sus articulaciones, forma de comunicación de los mazanguianos. Aquí añado algunos subrayados del relato en cuestión:
Hay ocasiones en las que hay que hacer crujir varias veces la misma articulación. En la mayoría de ellas, se emplean las articulaciones que más suenan; por ejemplo, si se hace crujir cuatro veces, dos a la derecha y dos a la izquierda, la raíz del dedo índice, quiere decir "perdón", o "discúlpeme". Pero esto resulta muy difícil para los terrícolas, y, en mi caso, muchas veces no puedo hacer crujir la raíz por segunda vez. Si no suena la segunda vez a derecha e izquierda, el significado se transforma en: "¡Haz lo que quieras!"; y si sólo falla la izquierda, significa: "¡Qué te zurzan!". Si es la derecha la que no suena se torna en: "¡Vete por ahí!". Por todo ello me ejercité en todo mi empeño. Si fallas, aunque tengas intención de disculparte, se interpreta como que buscas pelea.
Hay ocasiones en las que hay que hacer crujir varias veces la misma articulación. En la mayoría de ellas, se emplean las articulaciones que más suenan; por ejemplo, si se hace crujir cuatro veces, dos a la derecha y dos a la izquierda, la raíz del dedo índice, quiere decir "perdón", o "discúlpeme". Pero esto resulta muy difícil para los terrícolas, y, en mi caso, muchas veces no puedo hacer crujir la raíz por segunda vez. Si no suena la segunda vez a derecha e izquierda, el significado se transforma en: "¡Haz lo que quieras!"; y si sólo falla la izquierda, significa: "¡Qué te zurzan!". Si es la derecha la que no suena se torna en: "¡Vete por ahí!". Por todo ello me ejercité en todo mi empeño. Si fallas, aunque tengas intención de disculparte, se interpreta como que buscas pelea.
Así que este hombre es entrenado para hacer crujir sus articulaciones y poder comunicarse con los mazangianos, aunque por motivos genéticos, le es imposible hacer crujir determinadas articulaciones con facilidad y mucho menos varias veces seguidas. Cuando llega al planeta todos dan la bienvenida al hombre vulgaris, nuevo Embajador de la Tierra, y empiezan las negociaciones y envíos de uranio y sal hasta que una nave de rebeldes secuestra una nave de uranio con destino a la Tierra y mata a los tipulantes de Mazang que comandaban esa nave. Nuestro hombre entonces, obligado por las coordenadas que le da su jefe desde la Tierra, tiene que mentir al gobierno de Mazang y convencerles para seguir con el intercambio de uranio y sal, puesto que de no ser así, él nunca más podría volver a la Tierra. A partir de ahora, incluyo otro de mis subrayados del este relato, totalmente desternillante, y que, en el fondo, me da pena no conseguir lo que consigue el autor con su relato, pero necesario para entender la capacidad y habilidades de Yasutaka Tustui, este escritor japonés que descubro y que a su vez deseo no esté desnudo, sino protegido con un abrigo de pelo, ahora que en Japón hace frío y la tristeza y el miedo invade las calles y a sus habitantes después de Fukishima. Esperaré con deseo y fervor el próximo libro que traduzcan, aunque esto de los libros, cada día anda peor:
Yo me apresuré a dar un paso adelante y le dije al Primer Ministro:
-La buena fe, le pido que la tenga. -Excepto el Primer Ministro, todos los demás miembros del Ejecutivo mostraban un semblante que parecía indicar que estaban de acuerdo con las condiciones que yo había expresado. Pero yo tenía cada vez más articulaciones que no me sonaban-. Esa buena fe me saca sangre. El Gobierno de la Tierra no es más que un ogro ¿está caliente? Si, lo está. Lo que no hay es eso El desnudo es natural.. Eso es uno de nada. Sí, sí hay algo. Como todos se han quedado sin lágrimas, eso es todo. Como lo tienen, no se preocupen, porque todos vosotros sois gilipollas. Como nosotros no estamos mirando, una forma de decirlo no se puede decidir de antemano. ¡Eh! Esto es. ¡Hola! Disculpen, pero lo que estoy hablando ahora se acerca a una gilipollez.
(...)
Yo perdí la serenidad. Si dejaban de enviar uranio a la Tierra, se acabaría el Gobierno actual y, en consecuencia, yo no podría regresar jamás.
- Espere, espere un montón. Esto, espere esto y aquello. Los pelos de mierda de las personas que van cambiando. En cualquier caso está bien recibir lo de ahora. Dénoslo. Esto, el viejo verde tal cual no va a cambiar. Es apesta, tú. El que disimula ¿es la mujer de estos tiempos? ¿Es un retrete?
Me falló la articulación de la muñeca derecha y me fracturé el hueso del dedo corazón de la mano izquierda. Me retorcí por el intenso dolor. Pero no podía dar por finalizado el asunto así como así. Como fuera, tenía que producir el sonido correspondiente a "uranio", que tan problemático me resultaba."
Por supuesto el arte del relato poco tiene que ver con el arte del ensayo, y donde aquel se va construyendo sobre la marcha, una frase apoya a la siguiente, y a su vez cada parte constituye un todo, en el ensayo las frases son totalmente comprensibles sacadas de contexto, subrayado de párrafos y frases cortas nos dan la idea exacta de qué trata de contar el ensayista. Recomiendo a los lectores, como yo, que lean entonces los relatos ignorando mis subrayados, puesto que como todo, esto no son más que aspectos subjetivos de mi lectura y mi mundo. El Primer Ministro mazangiano está a punto de morir tratando de contener la risa al escuchar a nuestro hombre vulgaris, para ellos Embajador de la Tierra. Por supuesto la incomunicación es un gran mal de nuestro tiempo, y cierto es, que cuanto uno más trata de que le entiendan, menos lo consigue, aunque su pensamiento siga intacto y coherente en el cerebro. Hay ocasiones que por mucho que queramos, nos vemos incapaces de expresarnos con el lenguaje que desearíamos. En conclusión: hoy terminé, por fin, ESTOY DESNUDO, Atalanta, 2009. Ahora descubro que la misma editorial ha publicado otro de los libros de relatos de Yasutaka Tsutusi: HOMBRES SALMONELA EN EL PLANETA PORNO, Atalanta, 2008. Me voy corriendo a la Casa del Libro a ver si todavía quedan ejemplares, pues a estos autores no suelen reeditarlos y sin embargo reeditan a autores españoles del boom, pese a su calidad literaria, porque los editores juegan hacer tiradas tan pequeñas que es fácil hacer segundas y terceras ediciones. Estoy pensando que a partir de hoy voy a empezar a hablar con las articulaciones a ver si consigo que, por lo menos, los mazagianos me entiendan. Ahí van algunos textos de Yasutaka, para los que sepáis leer en inglés. Disfrutad de la lectura.